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  • Foto del escritorJhair Flores

¿Capacitar o Entrenar?

¿En serio creen que esto nos va a servir? La comida estuvo rica, eso que ni qué…

Anónimo


Recientemente fui invitado como facilitador a una convención. Así le llamaron, al evento y a mi participación. Era el aniversario de la compañía y un buen pretexto para decirle al área de recursos humanos que necesitaban todo su compromiso y convicción para lograr los objetivos del año que inicia. Era principios de febrero y el frío todavía calaba hasta los huesos.


El programa se leía prometedor. El lugar, radiante. La comida, abundante y deliciosa. El ambiente era festivo. Los 150 participantes iban y venían por los pasillos que llevaban a la sala principal. El staffde la empresa que me invitó se preparaba como lo hace el actor para su entrada triunfal en el escenario, con el nervio a flor de piel y con la firme intención de que fuera algo inolvidable para el público. Y eso está bien. Denota profesionalismo y entrega.


El escenario y los cubos de colores; los aviones de papel y la improvisación de los actores hablando de desarrollo organizacional con el desparpajo con el que su servidor puede hablar de física nuclear; el mago y los trucos que se ajustaban con calzador a las palabras organización, comunicación, equipo, desempeño, ¿ayudaron a generar un ambiente en el que se logre, realmente, que cada trabajador adquiera habilidades que le permita cambiar sus actitudes y aptitudes hacia su trabajo, colaboradores y empresa en general?.


Nadie podría poner en duda que adquirir nuevos conocimientos nos permiteleerde manera diferente la realidad que enfrentamos día con día. (Si entendemos por diferente, una forma productiva de enfrentar las cosas, claro). Y, sin duda, que es una ventaja competitiva a la hora de tomar decisiones, aportar ideas, colaborar con los equipos de trabajo a los que pertenecemos y coadyuvar a que el clima organizacional de las empresas que nos acogen sea el adecuado para desarrollar nuestro potencial.


En ese orden de ideas, quiero reflexionar en algo que, quizás, muchos colegas debatirán acaloradamente, o no: la brecha entre ser facilitador del proceso de enseñanza – aprendizaje y ser un animador de empresases tenue pero perceptible a todas luces.


Para nadie es un secreto que, con bombo y platillo, se preparan espectáculos (porque eso son) para los trabajadores que distan mucho de poner a su alcance herramientas que los ayuden en convertirse en agentes de cambio y medir seriamente si el trabajador está consciente de la necesidad de un cambio y de la adquisición de nuevos paradigmas de colaboración para su puesta en marcha. Hay espectáculos dignos, eso también lo sé.


¿Cuál es el motivo principal para que esto suceda? Bueno, como ejemplo, un botón: para que la comunicación se presente, profunda y productivamente, se necesitan, al menos, dos individuos, ¿cierto?.

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